viernes, 14 de noviembre de 2008

Compulsión por comer



¿De dónde vienen los antojos y la compulsión por comer determinados alimentos? Hay una tendencia a no reconocer ni desear aquellos alimentos más sanos para nosotros, sino al contrario, normalmente los alimentos que más nos "gustan" son aquellos que menos efectos beneficiosos tienen para nuestro organismo. A veces tenemos deseos de algo dulce, o salado, o nos apetece algo grasiento o necesitamos un estimulante como el café o las bebidas gaseosas. Otras veces ansiamos comer alimentos concretos que mejoren nuestro estado nutricional como por ejemplo las naranjas, por su alto contenido en vitamina C. Nuestro organismo, bajo determinadas circunstancias, nos pide cierto tipo de alimentos. Pero esta apetencia no siempre responde a una necesidad real de ese alimento.

Entender el fenómeno biológico que hay detrás de los antojos es fundamental a la hora de recuperar unos buenos hábitos alimenticios. Estos mismos alimentos que tanto nos gustan pueden estar generando un desequilibrio en nuestro organismo que haga que los necesitemos para encontrarnos bien. Por ejemplo, algunos alimentos como el chocolate aumentan los niveles de serotonina en el cerebro pero a la vez son alimentos altamente adictivos que podemos llegar a comer de manera compulsiva. Tenemos que entender qué desequilibrios estamos generando con nuestra elección de alimentos y remediarlos para poder entender los mensajes de nuestro organismo y recuperar el instinto que nos ayude a mantener una nutrición optima para la salud.

Bajas de glucosa:
La hipoglicemia se define en términos generales como una caída del azúcar en la sangre, es decir, de unos niveles de glucosa que, en determinados momentos del día, bajan demasiado. Cuando los niveles de glucosa bajan tenemos más deseo de azúcares, estimulantes y carbohidratos refinados. Pero a su vez la hipoglicemia se produce cuando se abusa de estos mismos estimulantes que generan un auténtico círculo vicioso. El consumo frecuente de azúcares y estimulantes agota a las glándulas adrenales que cada vez se verán más incapacitadas para estabilizar la glucosa en la sangre y nos produce deseos de alimentos a deshoras, deseos de dulces, chocolate, café, alcohol o bebidas gaseosas.

Alergias a alimentos:
Es muy posible que en la compulsión por comer ciertos alimentos de manera frecuente existan adicciones auténticas. Las alergias alimenticias son intolerancias a ciertos alimentos que pasan por diversas fases. En una primera fase, la alergia es aparente, es decir, desencadena un síntoma, como puede ser ronchas en la piel. Cuando el organismo ya se ha acostumbrado a la presencia del alimento que causa la alergia el paciente se vuelve adicto a este alimento o necesita comerlo de una manera regular que puede llegar a ser compulsiva.
Si tienes un deseo excesivo por algún alimento en particular lo primero que debes hacer es excluirlo de tu dieta en todas sus formas durante un período de al menos un mes, luego sentirás mejor si realmente te gustaba o lo necesitabas. Los alimentos que más comúnmente causan alergias son el trigo, los lácteos, el café o el chocolate.

Alimentos sanos frente a alimentos que engordan:
Se ha dado excesiva importancia a las dietas hipocalóricas para adelgazar por lo que hay una tendencia a clasificar a los alimentos entre los que engordan y los que no engordan por su contenido calórico, en vez de entre los que nuestro organismo necesita para estar sano y los que nos desequilibran y aumentan nuestra carga de toxinas. De esta manera acabamos deseando con mayor fuerza aquellos alimentos “prohibidos” altos en calorías porque no hay una razón de salud para excluirlos, pero sólo un deseo de mejorar la imagen exterior.


Alimentos refinados y procesados:
Si nos alimentamos a base de alimentos procesados, refinados, envasados y desnaturalizados podemos producir un déficit de micronutrientes como vitaminas o minerales. Este déficit desequilibra aún más nuestro organismo, que acaba pidiendo una cantidad excesiva de comida para poder compensar sus carencias, lo que puede desembocar en una manera compulsiva de comer. El pan blanco, la harina refinada y el arroz blanco tienen una deficiencia de nutrientes como el zinc y la vitamina B1 y dañan el estado del intestino con lo que se dificulta la absorción de los alimentos. Los alimentos enlatados tienen en general menos magnesio, potasio, hierro, aminoácidos y vitaminas B y C.

Alimentos salados:
Nuestras necesidades diarias de sodio varían entre 0.5 g y 1 g. Una dieta que contenga alimentos procesados, ahumados, aceitunas, pan, galletas, cereales tipo cornflakes y queso puede llegar a niveles de sodio de hasta 15g al día. Un exceso de sodio en las células las debilita y sobrecarga, además de dificultar la absorción del calcio y el magnesio. El exceso de sodio en la célula produce ansiedad por alimentos salados ya que cuanto más sodio tenemos en el organismo, más necesitamos para mantener el equilibrio homeostático celular.

Dietas altas en proteína:
El comer un exceso de proteína animal y en cambio discriminar la ingesta de carbohidratos complejos como pueden ser cereales integrales o legumbres, puede ayudar a perder peso inicialmente. Pero estas dietas híper proteicas son deficientes en vitamina C, producen pérdidas de calcio y tienen un alto contenido en colesterol. Estas dietas a la larga causan náusea y fatiga y acaban produciendo un deseo compulsivo de alimentos feculentos. Cualquier dieta nutricionalmente desequilibrada nos va a llevar a comer compulsivamente a la larga, pues nuestro organismo va a acabar deseando aquellos alimentos que le suplen sus carencias de manera también descompensada.

Química cerebral y chocolate:
Algunos alimentos pueden afectar a las sustancias químicas del cerebro y en consecuencia al estado de ánimo. Los dos neurotransmisores más importantes para la estabilidad de ánimo y los antojos de comida son la serotonina y las endorfinas. La serotonina se libera tras comer carbohidratos y azúcares y trasmite serenidad y estabilidad de ánimo. Las endorfinas se liberan tras comer grasas y chocolate y transmiten altos niveles de energía y euforia a las neuronas. El chocolate contiene azúcares y grasas, por lo que estimula la serotonina y las endorfinas y además contiene teobromina, una sustancia similar a la cafeína, y feniletilamina, una sustancia química que se libera en el cerebro cuando nos enamoramos.

Hongos en el intestino:
La Cándida Albicans es un hongo que habita en el intestino de un 85% de la población donde convive con millones de bacterias y organismos microscópicos. Bajo determinadas circunstancias este hongo sufre una mutación y se vuelve invasor, ¿Pero, qué tiene que ver la candidiasis con la compulsión por comer? Por un lado, la Cándida Albicans se alimenta de levaduras, azúcares y fermentos. El paciente con cándida tendrá unos mayores deseos de comer alimentos como por ejemplo, pan, bollería, dulces, chocolate, quesos o bebidas alcohólicas. Por otro lado, este tipo de hongo produce una sustancia de desecho llamada acetaldehido al convertir el azúcar en alcohol: se ha demostrado que el acetaldehído puede producir adicciones a alimentos, ya que forma unas sustancias químicas que actúan como falsos neurotransmisores.

Elena Perea
http://www.nutricionortomolecular.com/
elena@nutricionortomolecular.com