sábado, 16 de mayo de 2009

Lesiones de la cervical


“El Entrenamiento no mejora la calidad de vida, es el profesor a cargo de la clase que lo hace”.

En los últimos 20 años el mundo del Entrenamiento ha tenido un crecimiento incalculable e incontrolable. Desde el punto de vista de las nuevas tendencias hasta los avances de la medicina deportiva, casi todo mejoró. A pesar de eso, hay algunos ejercicios que, debido a un análisis superficial y/o descuidado, todavía no se modifican ni se corrigen en la clase de Entrenamiento o Fitness grupal. Fue tanto el crecimiento que nos desbordó.

Nos referiremos en este caso a la columna cervical. La mayoría de las personas con más de 35/40 años tienen osteofitos en algunas de estas vértebras. Los osteofitos son prominencias óseas sobre los cuerpos y bordes vertebrales, los cuales a veces, comprimen los nervios de la zona cervical por estrechamiento de los canales intervertebrales (estenosis). Algunas posiciones en los ejercicios de todos los días contribuyen a aumentar esta compresión.

Recordemos que las vértebras de la columna vertebral difieren entre sí. Las de la columna cervical tienen cuatro carillas articulares. Una en cada faceta, común a toda la columna vertebral, solo cambia su ángulo de apoyo, y las otras dos, en el cuerpo vertebral. Llamada articulación uncovertebral.

Esta articulación se encuentra frente a las facetas, por lo tanto, cuando ese sedimento óseo (osteofito) crece, se provoca el estrechamiento antes mencionado y comprime al nervio.

Las molestias pueden manifestarse a nivel de las extremidades superiores. Pero también hay otro factor que contribuye a la disminución de este orificio. La cabeza es sostenida en forma estática por los músculos tónicos posteriores del cuello. La cabeza, en su posición normal, pesa alrededor de 4 kg. Si la persona tiene una hiperlordosis cervical producto de una cifosis dorsal y se desplazó 7 cm por delante de su centro de gravedad, pasará a pesar entre 12 /13 kg. Imagínense la tensión muscular y la presión discal en dicha zona. Esta tensión es responsable de contracturas y dolores musculares, como así también de dolores de cabeza.

Con respecto a la circulación y/o irrigación sanguínea, tenemos que una arteria que alimenta de sangre al cerebro, pasa, solo por la zona cervical, por un orificio en las apofisis transversas. Por lo tanto, esas mismas posiciones, en el caso de ser prolongadas, pueden producir mareos al momento de cambiar de ejercicio.

Conclusión:
Es de fundamental importancia NO provocar torsiones exageradas, hiperextensiones ni hiperflexiones laterales en dicha zona.

Esto no significa dejar de hacer los ejercicios de movilidad de cuello. Todo lo contrario: hay que hacerlos, como en toda la columna vertebral. Pero hay que hacerlos con cuidado, lentamente, sin ayuda excesiva de la mano y/o impulsos, sin llegar a los topes óseos ni ligamentosos, pero hay que hacerlos. La gente sana puede hacerlos y debe hacerlos.








Autor: Jorge "Conejo" Brambati - 30/01/2008.


Fuente: Escuela Erahttp://www.escuelaera.com